Soy parte del platillo
Desde hace tiempo que lo sé, de hecho desde que me propuse a hablar de ello, fue porque también soy un ingrediente más de ese buffet. Sin saber, sin darme cuenta y con la inocencia del que no quiere ver, también lo he sido.
Me he tragado el plato entero, lo he encontrado y mi vecino también lo fue...
El de la calle de los pelícanos, donde se repartía lo que repudia y sin quererlo nunca he estado al margen de ello.
El paisaje y las jirafas siguen bebiéndose el valle, los tabacos del campo parecen ser eternos.
Compré, rolé, deje, tomé, recomendé y a veces siempre sigo buscando.
Lo dejo por la calle y contamino con mi paso por puro egocentrismo, por ser aquel hongo en las paredes. Estoy embarrado de ese aderezo que tanto he detestado; Lo sé, hago lo que puedo, hago lo que creo y no me he he retractado de lo que fielmente soy adepto.
No creo sea suficiente el sólo hablar de ello. Mi postura nunca ha sido de activista, ni de rechazo, sólo expongo porque lo he visto. Porque se siguen escuchando las sirenas en la playa, porque ya no son de fantasía, existen, las he visto y me han perseguido, porque ahora son de color azul y rojo cegante, porque las lunas adoptaron su sonido y el sol sigue escribiendo lo ocurrido.
Sigo en la ensalada y me evaporo por el simple hecho de estar junto a los vegetales.
Por ser parte de su temporada y dejarlo ser; es el tiempo que nos toca vivir quien nos hace hablar.
Yo, no padezco de cristales rotos pero los cristales siguen reventándose en la cuadra.
E.P -V▪XIX-
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